27/9/11

begin to hope.


Qué sentimental me leo en la mayoría de mis entradas. Pero hoy no.
La habitación es un quilombo. Ninguna de las dos camas está hecha. La mesa se desborda de libros, vasos, un bolsa toda enrollada, un pedazo de algodón que sirvió hace un rato para sacarme el esmalte todo roído que tenía en mis uñas, la fotocopia de una novela que comenzó voladora, ahora sangrienta y después anda-a-saber-en-qué, y mis llaves. Las dos sillas se usan de apoya toallas, toallones, sacos, pantalones y una remera. El piso, madre de dios, necesita que lo barran. Lo único hermoso es la luz que entra por la ventana. Hoy es un día perfecto, y saben qué? Yo tengo que trabajar. No que no me guste dar clases de Inglés y encima que me paguen, pero da bronca comerse este día espectacular dentro de un edificio. Y con pendejos gritando. No.
No no no no.
Otras cosas que no valen la pena:
Mi roommate es de San Juan, es decir, que encontré una persona como yo que no se averguenza del dormir a toda hora; no como la otra puta. Puta y negra. Diu.
(Putea tranquila, Rai, total nadie te lee) Iujujujuju.

Tengo hambre. Me tengo que depilar. Perse me está pidiendo agua (bueno, las plantas no hablan, pero siento que me está pidiendo. No sé, relaciones planta-dueño difíciles de explicar) (?). Ya me pinté las uñas, ya comí un cabsha y ya me dí vuelta para ver el paisaje.
¡Qué día maravilloso! Lástima que el sólo hecho de pensar que a las 6 voy a estar metida en el Instituto, me imposibilita contemplarlo.
That's it. Sean buenos, escuchen a los Beatles.

No hay comentarios.: