Últimamente paso de largo las frases optimistas sobre la vida.
Desconfío del 80% de mis familiares.
Mi día del padre es un continuum patético de imágenes. Lluvia, madre durmiendo sobre la mesa, perro mirando el paisaje deprimente que se ve desde la ventana de mi jardín, el televisor prendido en un canal nacional que pasa canciones grasas, melosas pero con melodía triste y una chica/nena/mujer sentada en una silla que hace ruido por lo vieja y rota que está que escribe en una computadora lineas y fragmentos inservibles que nadie va a leer (si llegaste a este punto, mi estimado lector). Soy una hipócrita. Lloro por cosas que antes no quería, o decía no querer, o realmente quiero y jamás me di cuenta. Pero, ¿Cómo? Si yo digo ser una persona que se da cuenta de todo. ¿Qué carajo o quién carajo soy?
Lo sé, este blog no es un psicólogo. Tampoco pienso ir a uno (aunque tenía planeado).
En fin, mi vida: un no sé constante. Bienvenidos.
2 comentarios:
La primera frase, ya es un mundo . El resto, parece mi cajón. De verdad, a veces creo que el blog no es psicólogo sino punto de encuentro. Escalofriante coincidencia compañera! Gracias por sus palabras.
Cosas que odiabas porque no las necesitabas, o las necesitabas y no estaban. Ahora llorás porque las necesitás o seguís necesitando; y llorás porque estas cansada de simular, porque nadie te lo va a dar de ninguna forma -así simules o no- o nadie se va a dar cuenta, o a nadie le importa. Entonces llorar es menos autodestructivo, y un poco más liberador.
Yo estoy acá y siempre, si me creés capaz de ser útil.
P.D.: Y vos te enojas porque no te digo cosas que ni yo misma puedo decirme.
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